Por Verónica Rearte
Una final, no son solo ochenta minutos de juego. Una final simboliza, horas de entrenamiento, horas de ruta y un enorme sacrificio para el que lo juega como para el que acompaña. Las familias, las de sangre y la del club se vuelven un pilar fundamental, sin esa complicidad está claro que nada sería igual.
Lejos de casa, pero con la familia presente
La semana previa a la final de rugby no solo fue importante para quienes tuvieron que jugarla sino también para quienes acompañaron. Una logística muy importante movilizó a las categorías juveniles de Chenque Rugby Club, que junto a dirigentes y familiares del plantel superior idearon todo para que el calor de “El Trébol” estuviese presente. A los nervios del juego se le sumaron los nervios para que no falten banderas, ni cotillón, el objetivo era uno, acompañar y estar ahí. El resultado termina siendo anecdótico cuando los valores del club se hacen grandes y perdurables con el tiempo. Como dijo alguna una vez un dirigente “cuando miramos hacia atrás las copas quedan en una vitrina y los valores para toda la vida”.
Una enorme ronda, un enorme abrazo celeste y blanco fue la postal del atardecer del sábado en Puerto Madryn RC, aún sin entender todo lo que se había logrado, la familia de Chenque escuchó en silencio a los jugadores, respetando ese intimo momento que se vive después del juego. Hubo palabras de agradecimiento para el staff, para los jugadores y para esa familia que hizo hasta lo imposible para estar presente en esa tarde especial.
En primera persona
Gonzalo Bahamonde capitán de Chenque, sabe del enorme esfuerzo que realiza el plantel y de lo que implica esta competencia “como capitán y jugador, en este trayecto del año y en el torneo austral me gustaría agradecer primero que nada a mis compañeros, que dejan todo y más para poder estar cada finde jugando hombro a hombro conmigo”.
Hay momentos que son especiales y más en el marco de una final “antes de jugar el partido de la final, les dije que siento que ellos me representan y el equipo que formamos y seguimos formando me representa, somos un equipo que siempre va a dar todo” sostuvo Bahamonde.
Claro está que las nueve fechas de la fase regular más la semi y la final no son casualidad, es una muestra del trabajo que se realiza bajo las ordenes del staff técnico “los entrenadores nos dan semana a semana las armas para poder encarar cada partido, mucho de lo que hacemos en la cancha es trabajo de ellos y hay que darles mérito, ya que en lo que va del año llegamos a jugar dos finales que no es poca cosa” indicó el capitán de Chenque.
Un club de valores
En la cancha son quince hermanos y afuera una enorme familia que siente, vive y respira rugby. En los agradecimientos del capitán hay palabras para ellos “por último y no menos importante agradecer siempre a la familia que nos sigue y nos banca finde a finde, semana a semana. Como dije, tengo compañeros que dejan a la familia en sus casas en la semana para venir a entrenar y eso se valora muchísimo”.
Los Bahamonde llegan muy tempranito y buscan la mejor posición para no perderse nada del juego “personalmente quiero hacer mención a mi familia que siempre están en los partidos, mis hermanos, mis viejos, mi tía, como jugador es un plus que le da más fuerza a uno cuando las cosas están difíciles”.
Cuando los ochenta minutos finalizaron y el arbitró cerró el partido, fueron las familias que comenzaron a jugar el partido más importante y fue la de acompañar a los guerreros que habían dado todo en la batalla “ una de las primeras personas que busque después de la final fue a mi mamá para abrazarla por el sacrificio de haber ido hasta Madryn solo para verme jugar.” indicó Gonzalo.
El octavo de Chenque sostuvo “quiero agradecer a toda la gente que fue a vernos y que nos siguen desde siempre, desde la familia de cada uno, los amigos, hasta los más chicos que nos siguen siempre y que siempre están preguntando como estamos o mirando con cierta admiración. Eso hoy es producto del club, por generar un lugar donde todos convivamos”
Para finalizar Gonza con una notable alegría indicó “saber que podemos ser locales en cualquier lado es un orgullo, somos lo que es nuestras gente, un club lleno de pasión por lo que hacemos y por los colores que vestimos”. El austral dejó una enorme enseñanza en este primer semestre del año, finalizó un nuevo capitulo dentro de este 2023, pero aun queda mucho más por transitar, que siga el juego.
Foto: Laura Rearte
30-06-23